8 de junio de 2012

DIA 146 ( Pecados...)

Siete son los pecados capitales y en todos caigo de boca por correr demasiado rápido para atraparlos y saborearlos.
  
 Pereza, esa gran amiga que me acompaña en mi sofá, que me susurra al oído, que me acomoda y me cuenta nanas para que duerma placidamente, la que siempre me aconseja que mañana será otro día. Me deja dormir todo lo que quiero, no abre las ventanas de mi cuarto ni se pone a limpiar la casa un domingo a las 8 de la mañana. Me acerca el desayuno a la cama y me frota la espalda en la ducha.

 Gula, no puedo vivir sin ella, esa tentación de probarlo todo, tantos sabores y olores como poder resistirse al placer de comer. Me enseña a saborear, me induce a probar y a probar, mezclamos y nos emborrachamos, somos adictas al azúcar.

Ira, dentro de mi hay un monstruo que a veces, solo a veces, debo (fijaros bien en el "debo"), sacar. Enseño los dientes, demuestro que no soy débil, que no podrán conmigo. Enfadarte, cabrearte, encabronarte, gritar, bociferar, insultar.....a veces contar hasta 10 no funciona. Es mi aliada cuando alguien se quiere aprovechar de una de mis múltiples personalidades, la de niña buena.

Avaricia, bueno, es de los pocos en los que no caigo, es cierto que no por no querer, si no por no poder. Son tiempos difíciles para ser avaros, aunque quisiera no podría.

Soberbia, si, si, yo lo valgo. A veces la soberbia solo es un muro para protegerte, una pequeña escalera en la que subirte cuando crees que van a pisarte. Una auto-ayuda para sentirte bien, un espejo que te refleja mejor en todos los aspectos que al resto de humanos, un engaño para el cerebro no para el corazón.

Lujuria , me atrae, me adula con esos ojitos, se contonea delante de mi, me mira y se insinúa, como decirle que no. Un placer único, un pecado por el que vale la pena caer en el infierno e incluso acabar en la misma cama que Lucifer. Que sería de nosotros sin ella, es de las pocas cosas que nos diferencian de los animales. Te hace sentirte, tocarte...tu corazón late hasta el punto de explotar y eso te hace sentirte vivo.

Envidia, la que más me corroe, la que me acompaña ultimamente, mi fiel compañera en cuanto salgo de casa. Envidio a los que tienen trabajo, a las parejas, a las hijas que van con sus madres, a las altas, a las rubias, a los que van en coche, a los que disfrutan de la vida, envidia cochina que me destroza por dentro.
Se instalo en mi y no sé muy bien aún el por que, pero ahí está, pagando alquiler por una habitación más grande que la mía.

-Hola me llamo Caperucita y soy pecadora
-(todos al unísono), Hola Caperucitaaaaa!